Tokio, la capital de Japón que nunca duerme, es mezcla lo ultramoderno y lo tradicional,
desde los rascacielos iluminados con neones hasta los templos históricos.
El opulento santuario Shinto Meiji es conocido por su puerta altísima y los bosques circundantes.El antiguo templo Senso-ji.
El Palacio Imperial se ubica en medio de grandes jardines públicos.
Los distintos museos de la ciudad ofrecen exhibiciones que van desde el arte clásico hasta un teatro kabuki reconstruido.
